1. INICIO
  2. Especial DE
  3. Profesionales
  4. Despejando dudas sobre la tartamudez: Mitos, causas y abordajes posibles con la Lic. Cecilia Carbonell
Despejando dudas sobre la tartamudez: Mitos, causas y abordajes posibles con la Lic. Cecilia Carbonell

Despejando dudas sobre la tartamudez: Mitos, causas y abordajes posibles con la Lic. Cecilia Carbonell

0

La tartamudez afecta a miles de personas en Argentina y el mundo. Si bien se manifiesta en el habla, sus consecuencias trascienden lo comunicativo, impactando en lo emocional, social y laboral. Para entender mejor esta condición, entrevistamos a la fonoaudióloga Cecilia Carbonell, especialista en abordajes centrados en la comunicación fluida.

La tartamudez como una dificultad en el habla con impacto emocional

“La tartamudez es una dificultad del habla que afecta la comunicación, y con ella, otros aspectos importantes de la vida: los vínculos sociales, las oportunidades laborales y el bienestar emocional”, explica la licenciada Carbonell. A menudo se manifiesta con repeticiones de sílabas, bloqueos en las palabras o movimientos involuntarios del rostro y el cuerpo. Sin embargo, lo más profundo no siempre es lo que se ve.

“El verdadero peso de la tartamudez muchas veces es interno”, agrega. “Tiene que ver con lo que siente la persona cada vez que se enfrenta a la necesidad de hablar frente a otros. Esa carga emocional puede ser muy fuerte: miedo, frustración, vergüenza, ansiedad. Por eso, no se trata solo de una cuestión técnica del habla, sino de una experiencia emocional compleja.”

Un origen que aún es incierto pero con factores reconocidos

Uno de los grandes interrogantes sobre la tartamudez es por qué aparece. ¿Tiene una causa emocional, genética o neurológica? Según la especialista, no hay una única respuesta.

“Se han investigado muchos factores, pero todavía no hay consenso. En algunos casos hay antecedentes familiares, en otros hay mayor incidencia en personas zurdas o en varones. También se han estudiado aspectos emocionales o neurológicos, pero sin una explicación definitiva. Por eso decimos que el origen es, por ahora, desconocido.”

Lo que sí puede afirmarse es que las consecuencias emocionales no son necesariamente la causa, sino que muchas veces se generan como respuesta al tartamudeo. “Cuando una persona intenta comunicarse y no puede hacerlo como espera, puede aparecer la frustración, el enojo, el miedo al juicio. Esto, si se repite, puede ir dejando una huella emocional difícil de cargar.”

El inicio en la infancia y la importancia de detectar señales tempranas

La tartamudez suele aparecer en los primeros años del desarrollo del lenguaje, generalmente entre los 2 y 7 años. Es decir, en la infancia temprana, cuando los niños y niñas están aprendiendo a hablar.

“Puede empezar desde el momento en que el niño o niña comienza a unir palabras. Este período es fundamental: si bien no hay que apurarse en poner etiquetas, sí es clave prestar atención y actuar desde la prevención”, afirma Carbonell.

Las señales que deben alertar a las familias no son solo las trabas en el habla, sino también cómo se sienten frente a ellas. “Cuando los padres no saben qué hacer o cómo reaccionar, lo mejor es consultar. Muchas veces se orienta a la familia y eso basta. En otros casos, se necesita un acompañamiento más sostenido.”

El tratamiento como proceso de acompañamiento personalizado

En cuanto a los tratamientos disponibles, Carbonell destaca que existen diferentes abordajes, pero que en su caso trabaja desde el modelo de comunicación fluida. Esta perspectiva pone el foco más allá de la corrección de las disfluencias y busca habilitar una forma de hablar libre, auténtica y emocionalmente cómoda.

“Más allá de cómo suena el habla —el ritmo, la velocidad, los bloqueos—, lo que me interesa es que la persona recupere su espontaneidad, su confianza, su capacidad de expresarse con libertad. A veces se trata de trabajar con el lenguaje interno, con lo que se dice a sí misma antes de hablar. Es un proceso muy personal, que se adapta a cada caso.”

La idea de “curar” la tartamudez no siempre es adecuada. “Como no es una enfermedad, no podemos hablar de cura. En algunos casos los síntomas desaparecen por completo. En otros, las disfluencias persisten, pero ya no generan malestar ni limitan a la persona. El objetivo no siempre es que deje de tartamudear, sino que pueda comunicarse sin miedo y con confianza.”

La influencia del entorno y la necesidad de sensibilización

Uno de los aspectos clave en el abordaje de la tartamudez es el papel del entorno: la familia, la escuela, los espacios sociales. Las reacciones de los adultos pueden influir positiva o negativamente en el desarrollo del niño o niña que tartamudea.

“Muchas veces, desde el sentido común, los adultos le dicen al niño: ‘respirá’, ‘pensá lo que vas a decir’, ‘tranquilizate’. Pero eso solo aumenta la tensión. El mensaje que recibe es: ‘hablar como hablás está mal’. Y eso termina generando más presión.”

Por eso, Carbonell recomienda no corregir, no interrumpir y no completar las frases del niño o niña. “Hay que priorizar el vínculo. Escucharlo con paciencia, darle tiempo y mostrarle que lo que tiene para decir vale, sin importar cómo lo diga.”

Las situaciones donde la tartamudez desaparece

Un fenómeno llamativo es que muchas personas que tartamudean no lo hacen al cantar, ni al hablar en otro idioma. Tampoco se presenta igual en todas las situaciones: algunas personas tartamudean más cuando hablan en público o bajo presión, y menos en contextos íntimos o relajados.

“La tartamudez se manifiesta en la comunicación espontánea, en la lengua materna, donde la persona está emocionalmente involucrada. En cambio, cuando canta, hay ritmo, melodía, y no hay presión por encontrar las palabras. Por eso, muchas veces no se traba en esos casos”, explica la profesional.

Derribando mitos y creencias erróneas

Entre los mitos más comunes, Carbonell destaca:

●La creencia de que la tartamudez es contagiosa.

●La idea de que se origina por un trauma o por ansiedad.

●La asociación errónea con la inteligencia o las capacidades.

●El supuesto de que ayudar es corregir, terminar frases o evitar hablar del tema.

“Estas creencias generan más daño que ayuda. Es necesario hablar del tema con naturalidad y empatía”, subraya.

Una invitación a hablar sin vergüenza

Como mensaje final, Carbonell alienta a quienes tartamudean a no rendirse: “Siempre se puede mejorar la relación con el habla. Aunque hayan pasado años ocultando la tartamudez o evitando hablar, nunca es tarde para recuperar la confianza y disfrutar de la comunicación.”

Lic. Cecilia Carbonell – Fonoaudióloga – M.P. 383
Especialista en dificultades de comunicación y lenguaje en infancias
Atención de disfluencias / tartamudez en todas las edades
Atiende por obras sociales y de manera particular
Teléfono: (345) 5084706
Correo: carbonellmacecilia@gmail.com
Dirección: Carriego 43, Concordia, Entre Ríos