
El Palacio Arruabarrena digitalizó 2.300 fotos, registró miles de piezas y recibió casi 1.700 donaciones en un año sin visitas por obras de restauración
Aunque sigue sin recibir visitas, el Museo Regional Palacio Arruabarrena de Concordia vive una transformación profunda: restauración de salas, digitalización de fotos, registro de miles de piezas y un vínculo estrecho con la comunidad. Su directora, Silvana de Sousa Frade, contó a Despertar Entrerriano todo el trabajo realizado durante el cierre.
El Museo Regional Palacio Arruabarrena, una de las joyas patrimoniales de Concordia, permanece cerrado al público. Sin embargo, lejos de haber quedado en pausa, el edificio se convirtió en un espacio de trabajo intenso, meticuloso y con proyección a futuro.
“Decidimos aprovechar este tiempo de puertas cerradas para ponernos al día con muchas tareas postergadas, que antes eran difíciles de abordar por la demanda constante de atención al público”, explicó su directora, Silvana de Sousa Frade, en diálogo con Despertar Entrerriano.
Durante este período, el equipo del museo avanzó en obras de mantenimiento y reacondicionamiento, como la reparación de pisos, pintura y renovación eléctrica de dos salas. Una de ellas ya funciona como depósito de mobiliario antiguo perteneciente a las colecciones del museo. La otra está en proceso: se rehizo la carpeta de cemento, parte de la instalación eléctrica y resta la pintura final.
En paralelo, se realizó una tarea clave: la reubicación y registro de la biblioteca del museo, que antes se encontraba desarmada en el segundo piso. Ahora, en planta baja, se identificaron 6.830 ejemplares, de los cuales 4.407 son libros y 2.423 revistas. La colección incluye incunables, libros de historia, medicina, biología, veterinaria, enciclopedias y diccionarios en varios idiomas.
“Cuando llegamos no había registros, así que hicimos un trabajo completo de inventario”, comentó Frade.
Además, se avanzó en el ordenamiento de los depósitos: “Ahora sabemos con exactitud qué piezas hay y dónde están. Por ejemplo, en la sala 5 —cada una fue numerada— sabemos que hay 159 piezas entre electrodomésticos antiguos, máquinas de escribir, calculadoras, gramófonos, prensas del siglo XIX y artefactos de oficina o de uso doméstico, provenientes de empresas de Concordia”.
El museo también mantiene un fuerte vínculo con la comunidad, que no se interrumpió con el cierre. A través de publicaciones diarias en Facebook, Instagram y TikTok, comparten fotos históricas con breves reseñas. Las redes, lejos de ser solo un canal de difusión, se volvieron un espacio de colaboración.
“Las personas comentan, aportan datos, suman relatos. Cada historia es un pedazo de la memoria colectiva de Concordia. Y eso genera confianza. En 2024 recibimos 1.694 donaciones”, señaló Frade. Entre ellas se destacan diarios antiguos, cartas, fotos, guías turísticas, vestimenta, sombreros, vestidos, zapatos, revistas y electrodomésticos antiguos.
Uno de los aportes más valiosos llegó hace pocos días: fotos inéditas de cuando el Palacio Arruabarrena fue sede del Segundo Comando del Ejército, en la década de 1940. “No teníamos registros fotográficos de esa etapa. También nos donaron imágenes de la inundación de 1959. Ya están siendo registradas, con sus respectivas actas, y serán conservadas adecuadamente”, detalló.
Otra línea de trabajo que avanza firmemente es la digitalización y registro documental. Un integrante del equipo está relevando recortes periodísticos desde los años 70 a los 90, con más de 3.600 artículos ya registrados para facilitar la consulta futura. Además, en el primer piso se está restaurando la carpintería original: aberturas de madera sin pintura, tratadas con productos especiales para su preservación.
En cuanto al archivo fotográfico, el museo se apoya en un convenio firmado con Wikimedia Argentina en 2022, que continúa vigente. A través de este acuerdo, recibieron una computadora y dos escáneres, lo que permitió digitalizar más de 2.300 fotografías. De esas, al menos 1.700 ya están disponibles en Wikimedia Commons, liberadas al dominio público.
La tarea de inventario no se detiene ahí. Otra sala de depósito, la sala 6, es actualmente utilizada para registrar la colección numismática del museo. “Ya llevamos registradas más de mil monedas. Se limpian una por una y se guardan bajo protocolos de conservación”, explicó Frade. Este proceso es parte de una planificación mayor: primero se hace el registro, luego se pasará al inventario completo y finalmente a la catalogación, una etapa más detallada y técnica.
Por último, el museo también participa en proyectos educativos. Junto a otros tres museos —el Museo Costa Ciencia, el Museo Ferroviario de Concordia y el centro Abremate de la Universidad Nacional de Lanús— llevan adelante una capacitación de cuatro semanas denominada Propuesta de articulación entre la escuela y el museo: la visita autoguiada como estrategia de aprendizaje. Participan 381 personas de Concordia y Buenos Aires, quienes desarrollan actividades pedagógicas para aplicar en visitas escolares.
“Aunque las puertas estén cerradas, el museo sigue vivo, produciendo, preservando y pensando su rol como espacio educativo y patrimonial”, concluye la directora.
Fuente: Despertar Entrerriano