Rubén Vittori, el concordiense que lleva el póker argentino a las grandes ligas
En una charla con Despertar Entrerriano, Rubén “Nito” Vittori repasa su recorrido deportivo, sus inicios en el boxeo, el descubrimiento del póker como disciplina y la evolución que lo llevó a competir con jugadores de élite mundial. Una historia que empezó en Concordia, pasó por el ring y hoy lo encuentra sentado en mesas de Argentina, Uruguay, España y hasta Las Vegas.
Antes de hablar de cartas, Vittori siente necesario aclarar que el póker está muy lejos de la idea de “juego de azar”. “Es muy importante destacar que el póker no es un juego, sino un deporte de habilidad mental”, explica. Y agrega que, aunque se juegue en casinos, se trata de “un deporte de información incompleta”, basado en probabilidades y estrategias mucho más que en la suerte.
Su historia deportiva, sin embargo, comenzó mucho antes de conocer el paño: “Tengo un pasado deportista en mi familia, gente del boxeo, Mi hermana es Gustavo el ‘Perrito’ Vittori. Yo practiqué boxeo muchos años”, recuerda. Pero la realidad económica y la dificultad de vivir exclusivamente del deporte lo alejaron del ring: “Es muy difícil sustentarse del boxeo. Muchos profesionales tienen que trabajar aparte para poder vivir”.

Mientras trabajaba como conserje en un hotel, empezó a conocer el póker jugando con amigos. Con el tiempo, esa curiosidad se volvió una pasión: “Ya llevo 12 o 13 años jugando. Empecé a estudiarlo, a ver cómo evolucionaba en el mundo. Hoy existen mentores, escuelas, academias y hasta softwares que permiten analizar situaciones”, señala.
No obstante, Vittori se percibe como un jugador semi profesional ya que no avoca el 100% de su tiempo al poker: “Trabajo como corredor inmobiliario en Federación. Es un hobby que estoy tratando de profesionalizar”.
Rubén recuerda con claridad el instante en que decidió tomarse el póker con más seriedad. Tras varios viajes fallidos a torneos, sintió que quizá no era lo suyo: “Viajé cinco o seis veces y no pude obtener un premio”, cuenta. Hasta que un día se planteó un ultimátum: “Voy a competir este fin de semana, si realmente me va mal no es lo mío y si no, bueno, puedo llegar a empezar a tomármelo más serio”. Pero ocurrió lo contrario: logró un segundo lugar en un torneo secundario y un premio económico que le dio el envión que necesitaba: “Dije ‘creo que puedo andar bien en esto’. De ahí empecé a tomar las cosas un poco más serias para poder seguir en este mundo del poker”.
Con la experiencia de más de 10 años en la disciplina, Ruben explicó cómo se lleva a cabo un circuito de poker: “Los eventos duran dos, tres, cuatro días. Por darte un ejemplo: El día uno se juegan 17 niveles de 40 minutos. Entre descansos y partidas, estás 12 horas sentado”, describe. Y la exigencia continúa al día siguiente, con jornadas igual de extensas. El cansancio, la concentración y la fortaleza mental son tan importantes como las cartas: “Intento ser lo más competitivo posible. Para mí, la preparación es tomarlo con seriedad”.

¿Su estilo como jugador? Tranquilo, pensante, sereno: “No parezco agresivo. Mi perfil externo es serio, tranquilo, y trato de que la mesa compre ese perfil para aprovechar situaciones específicas”.
Rubén reconoce que el póker evolucionó de la mano de la tecnología. Existen softwares que permiten cargar información y recibir sugerencias basadas en GTO (Game Theory Optimum o Teoría Óptima del Juego). Pero también aclara que no son una verdad absoluta: “Los programas no pueden medir el cansancio, las emociones o los errores humanos”. Y enfatiza: “En el póker en vivo está totalmente prohibido usar programas de apoyo. Solo se utilizan en el póker online”.
Si de sueños hablamos, parecido a que te salga una escalera real, Ruben en este 2025 pudo cumplir un gran objetivo : “Pude ir a jugar la Serie Mundial de Póker en Estados Unidos”. Competir en Las Vegas, rodeado de figuras como Daniel Negreanu, Adrián Mateos o Michael Acevedo, fue para él cumplir un sueño: “Estuve jugando contra los mejores del mundo. Para un aficionado como yo, eso es lo máximo”.
También jugó en España, Uruguay, Punta del Este, Posadas, Corrientes y en los grandes eventos de Buenos Aires. Entre sus mejores resultados figura haber ganado un Santa Fe Poker Tour y hacer dos mesas finales en el prestigioso Godzilla Deep Stack del Casino de Buenos Aires.
El jugador destacó el gran momento que vive el póker nacional: “El circuito argentino viene rompiendo récords de participación. En un torneo llegaron a jugar más de 1.450 personas”, celebró. Y resalta los logros internacionales del país, desde Damián Salas, campeón mundial 2021, hasta figuras como Alejandro “Papo” Loccoco o Franco Spitale.
A nivel local, reconoce los desafíos: “En Entre Ríos, sólo el casino de Victoria tiene póker. Muchos jugadores terminan jugando online porque es caro viajar”. A futuro sueña con impulsar un proyecto para desarrollar el póker como deporte en la provincia, respaldado por el reconocimiento del Comité Olímpico Argentino como disciplina de habilidad mental.
Consultado por consejos para aquellas personas que estén iniciando en el mundo de las fichas, Rubén fue certero: “Lo que a mí me llevó diez años aprender, un chico hoy lo puede adquirir en uno o dos gracias a plataformas como YouTube y escuelas gratuitas”. Pero advierte sobre la responsabilidad: “Es un deporte donde uno decide jugar o no. Hay que tener control y una buena gestión de banca. No jugar más allá de la capacidad económica”.
Antes de cerrar, “Nito” dedicó un mensaje especial: “Quiero agradecer el apoyo de mi familia. Tengo dos nenas y eso a veces limita viajar, pero su apoyo es fundamental para que entiendan que uno no va a timbear”. También menciona a su grupo de amigos: Rodrigo, Joaquín, Daniel y Nicolás: “Somos cuatro o cinco, compartimos información, charlamos manos, viajamos juntos. Viajamos los cuatro a Estados Unidos, fue algo hermoso”.
Fuente: Despertar Entrerriano

























