27 de julio de 2024

Despertar Entrerriano

Diario de Concordia

Pindapoy: La empresa familiar que revolucionó la citricultura Argentina

En el noreste entrerriano, nuestra ciudad, Concordia, se entrelaza con la historia de una de las industrias citrícolas más emblemáticas de Argentina: Pindapoy. Esta firma, que surgió de un emprendimiento familiar, dejó un legado imborrable en la región y en el país.

Pindapoy es el nombre de un arroyo próximo al establecimiento citrícola que compró la Sociedad en la estación ferroviaria del departamento San José, Misiones. En guaraní, «Pindapoy» significa «anzuelo fino», y este nombre se convertiría en un sinónimo de calidad y tradición en el mundo de los cítricos.

Nació en la década de 1930, fundada por los hermanos Prospero y Carmelo Bovino. Pindapoy se destacó desde sus primeros pasos por su enfoque familiar y la eficaz colaboración entre los dos hermanos. Carmelo se encargaba de la comercialización, distribución y relaciones empresariales en Buenos Aires, mientras que Prospero lideraba el proceso productivo y las plantaciones citrícolas en la región. Con el tiempo, establecieron un novedoso sistema de comercialización que subastaba las frutas al público sin que estas estuvieran a la vista, previo a su llegada a la estación final.

Rápidamente, la empresa comenzó a expandirse en las ciudades de Concordia, Saladas y San José, diversificando sus plantaciones y operaciones para reducir los riesgos de producción. A mediados de 1950 las tres áreas productivas, Concordia, Saladas y San José, ya disponían de un galpón de empaque de fruta fresca a la vez que se incrementaba la superficie plantada en cada una de ellas.

Finalmente en 1956, la empresa se estableció con el nombre de «Pindapoy Sociedad Anónima Agropecuaria, Industrial y Comercial». Manteniendo su carácter familiar, Carmelo asumió la presidencia, mientras Prospero ocupó la vicepresidencia. En este período, Pindapoy emprendió una estrategia de integración vertical y horizontal, fundando FERTIMAQ S.A., encargada de producir maquinarias y fertilizantes para asegurar el suministro constante de insumos.

Además, fueron adquiriendo un gran número de hectáreas plantadas, fábricas de cajones y pallets; y establecieron una fábrica de jugos y aceites esenciales en Concordia en la década de 1960. Esta fábrica, una de las más grandes y tecnológicamente avanzadas del mundo, marcó el inicio de la exportación de productos Pindapoy, los cuales se comercializaban en jugos enlatados, concentrados y congelados.

Beneficiando mucho a la localidad de Pindapoy en la provincia de Misiones, ya que en su apogeo, la empresa daba vida a la estación de ferrocarril de Pindapoy, desde donde se enviaban diariamente trenes cargados de cítricos hacia Concordia, donde los frutos eran embolsados, encajonados o procesados y exportados. En época de cosecha salían dos o tres trenes de carga diarios. También había un aserradero donde se hacían los cajones, el cual hoy no se encuentra en funcionamiento.

La marca comenzó a crecer en todo el país y en los años ‘70 llegó a incursionar en el mercado de las gaseosas con la marca Pindy Pomelo.

Hacia 1989, Pindapoy contaba con siete plantas de empaque, 10.000 hectáreas de cítricos en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, dos fábricas de jugos y derivados, dos fábricas de pallets, una planta de insumos para empaque, dos aserraderos, una fábrica de bolsas en red, y empleaba a alrededor de 4000 personas. Sin embargo, los cambios en la administración, sin Carmelo y con el alejamiento de Prospero en la conducción de la firma, y las dificultades financieras, unidas a los vaivenes de la economía argentina, marcaron el inicio de su declive.

En 1991, Pindapoy fue vendida, y como otras empresas del país no sobrevivió a los cambios económicos de la época, poniendo fin a una empresa local llena de innovación, tradición familiar y prestigio nacional e internacional en la industria citrícola argentina. Su desaparición produjo una inflexión en la economía regional sustentada en la citricultura y un impacto negativo en el tejido social de nuestra ciudad.

Sin embargo, la historia de Pindapoy no termina ahí. En septiembre de 1995, las marcas Pindapoy y Pindy fueron adquiridas por Molinos Río de la Plata, marcando un nuevo capítulo en su legado. Al cambiar de manos la firma, pasó a llamarse Pinfruta SA. que comenzó a elaborar a pedido el jugo de naranja Pindapoy para Molinos. Tras haber intentado un renacimiento con jugos refrigerados bajo la bandera Pindapoy Fresh, la marca desapareció de las góndolas a principios de los años 2000.

Pero recientemente, alrededor del año 2018, Pindapoy ha resurgido, bajo la propiedad de Refres Now, la empresa detrás de Manaos; quienes con un enfoque en jugos naturales, decidieron comercializarlos con una marca histórica como es Pindapoy para conquistar el mercado.

De esta manera, la historia de Pindapoy es un testimonio de cómo una empresa familiar se convirtió en un pilar fundamental de la economía regional y nacional, dejando una huella indeleble en la industria citrícola de Argentina. Su renacimiento en el mercado actual demuestra que su legado perdura, listo para conquistar nuevas generaciones.

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