20 de abril de 2024

Despertar Entrerriano

Diario de Concordia

“El folklore es lo que nos identifica y lo que nos hace ser argentinos”, nos cuentan los fundadores de «Alas de mi Patria»

En esta edición de Entrevistados de Despertar Entrerriano nos encontramos con Daniel Bogado y Juliana Oyarbide, fundadores de la escuela y ballet folklórico “Alas de mi Patria”, ya que el 29 de Mayo se celebra el Día Nacional del Folklorista.

-Para empezar, en sus palabras, ¿qué es el folklore y qué es ser folklorista?

Juliana Oyarbide: “En nuestra vida el folklore nos ha marcado en todos los ámbitos, el folklore no puede faltar, tal es así que en la familia que hemos formado hace 26 años que estamos casados, todos nuestros hijos están difundiendo esto y no hay domingo en el que no nos encontremos y el tema central sea el folklore, más allá de los otros aspectos de nuestra vida”.

Daniel Bogado: “Creo que la vida misma de nuestras familias nos llevó a esto. Mi profesión es educación física, creo que me marcó la escuela primaria, ya que tuve una maestra de música ejemplar y sus cantos eran todos folklóricos, a su vez tenía una maestra de educación física que hacía todos los esquemas y yo me sentaba a mirar cómo los hacía; con pocos elementos hacía muchas cosas. Sumando a eso, la vida hizo que a mi hermana la tuvieran que operar del corazón y me fui a vivir a Buenos Aires durante un año. La casa donde vivíamos, que era la casa de un tío, ahí se vivía el folklore, iban folkloristas de primera aunque sea a compartir un ratito porque él era panadero, y en sus ratos libres de un sábado hacía una cena de dos horas para poder compartir con esos folkloristas. Ahí conocí a varios, a gente que marcó y gente que disfrutaba hacerlo, y eso me ayudó a que todo lo que yo venía manejando se afianzara. En su casa se escuchaba folklore las 24 horas. En la panadería cantaban folklore quienes amasaban, quienes iban al horno, quienes distribuían, todos cantaban folklore porque él se los inculcó. Creo que de ahí viene el folklore. Y después, como decía Juliana, es nuestra forma de vida, recién veníamos en el auto escuchando folklore, y es como que vemos algo y decimos: «Mira, esto lo podemos agregar en tal cosa del folklore» y así”.

-¿Cómo surgió su amor por la danza folklore? Y ya que están casados, ¿cómo surgió el amor entre ustedes?

 Oyarbide: “Nunca dijimos que lo íbamos a hacer de por vida, esto es el día a día, así como la pareja, esto es así hoy y tratamos de hacerlo lo mejor posible, pero nunca lo pensamos como un proyecto a futuro, solo se fue dando y nos fuimos enamorando de esa forma de vida, de ese momento y de ese proceso que fue. Porque realmente te tiene que enamorar para poder continuar, porque es lindo actuar en el escenario, pero esa es la culminación de un trabajo de muchas horas de ensayo, y demás, acomodar, corregir, ensayar. Nunca lo propusimos como que iba a ser nuestro proyecto de vida, pero salió y lo volvemos a elegir”.

Bogado: “Nos conocimos bailando, ya hace 35 años, y sin querer la vida hizo que sigamos en este camino. No hubo otra forma, porque cuando nosotros quisimos acordar, el destino nos puso a bailar juntos representando a Concordia, bajo la dirección de un profesor, y cuando nosotros quisimos acordar, yo le lancé unas ideas a Juliana de que quería bailar así, el folklore más moderno, el que se ve cuando salimos por ahí, se lo ve en los escenarios donde se ve un montón el trabajo extra que conlleva: el entrenamiento físico, elegir un vestuario, las luces, todo. Un lugar que nosotros soñamos era el Teatro Auditorium. Después, cuando fuimos creciendo, el Teatro Odeón, y después fuimos conociendo otros teatros que te llaman, por ejemplo, el teatro 3 de Febrero, o los festivales grandes como la Fiesta del Chivo, la Zamba Carpera de Salta, entre cosas que vas viendo y decís: «Se puede llegar a mostrar lo nuestro».

“A veces es difícil llegar con lo nuestro, pero nosotros somos más y la gente nos conoce porque somos amantes del Cosquín o de Laborde, que es la capital nacional del malambo hoy en día; entonces, eso nos fue llevando. Nos casamos de paisanos y a caballo en la Gruta de Lourdes, creo que al único que nos faltó vestir fue al padre Servín, después todos para abajo estábamos todos vestidos. Nos esperaron 80 bailarines que nos hicieron un camino y en ese momento había muchos periodistas tomando imágenes y transmitiendo en vivo, creo que eso más todavía ayuda, porque vos miras para atrás y decís ¿cómo hicimos esto? y el 90 % lo nuestro es folklore, y no solo hablo del baile, sino lo que te rodea, eso es lo que nos llevó a que sigamos y creo que es lo que va marcando nuestro camino”.

 -¿Cómo y cuándo nació “Alas de mi Patria”?

 Bogado: “Nosotros nos recibimos y nos ponen de jurado en un certamen que se dio en Concordia y ganan un grupo de ex alumnos que teníamos en Benito Legerén, y ese grupo de ex alumnos nos invitan a que les podamos enseñar, porque ellos hacían todo con unas energías hermosas, con una calidez bárbara, pero todo al revés, había que hacer una vuelta por la izquierda y ellos lo hacían por la derecha, había que finalizar y ellos hacían zapatilla y zarandeo, entonces había un montón de cosas que estaban raras y hablaron con nosotros. El 22 de julio del año 1991 llegamos a esa localidad, Benito Legerén, y empezamos a ensayar en el comedor comunitario de allí, y así fue. Con el correr del tiempo eso se forma para que nosotros podamos actuar el 22 de agosto que es el Día Mundial del Folklore y en esa presentación, que en ese momento venían muchos países a bailar acá, y se llamaba: “Entre hermano, hermano”, y se hacía en el Auditorium; terminamos nuestra actuación y se bailó todo y en un momento nos dicen “ya terminamos, nos vemos el lunes” y nosotros les decimos “pero si era hasta la presentación del sábado”, y nos dicen “no, nosotros queremos que sigan”; y así fue que estuvimos 19 años en Benito Legerén y siempre lo hicimos con Juliana de manera muy gratuita, en todos los sentidos, no solamente del sentido económico; porque nos criamos así y fueron 19 años de trayectoria que a nosotros nos conllevó mucho, en un momento creo que fue cuna de muchas cosas porque el ir creciendo nos enseñó”.

Oyarbide: “Cuando ya había más chicos de acá que de Legerén es cuando arrancamos acá nuestro espacio, sin lugar donde ir a ensayar, así que nos ofrecen un lugar donde estar, después nos ofrecen otro, ya para esto nosotros estábamos casados, teníamos nuestra casa, y había un espacio donde por ahí más adelante podíamos construir, y llega un momento en que nos quedamos sin lugar para ensayar, y ahí es donde con la ayuda de una persona, arrancamos. Se hizo el salón, que hoy lo tenemos que es nuestro lugar, nuestra joya, nuestro regalo, y no tiene precio tener un lugar que encima esté en nuestra casa y poder seguir recibiendo a los chicos y seguir cultivando esto de algo que no pensamos nunca que íbamos a seguir haciendo en el futuro, hoy lo tenemos y la verdad cansados, pero felices; el cansancio por ahí es más que nada porque la riqueza, el transmitir todo esto es tan lindo pero a su vez hay que hacerlo desde todos los ámbitos, no solamente la parte artística, nosotros nos tenemos que encargar de todo lo que sea conseguir los fondos, de viajar, de todo, entonces por ahí como que es un poco cansador, y eso fusionarlo con la vida diaria, cada uno de nosotros tiene su trabajo, somos docentes los dos, tenemos nuestra familia y todo lo que pasa en una familia, y además esta otra parte de estar todo el tiempo autogestionandonos para poder seguir, porque siempre fue difícil pero hoy económicamente está aún más difícil”.

 -¿Por qué se llama “Alas de mi Patria”? ¿Cómo surgió el nombre?

 Bogado: “Porque cuando lo hicimos nosotros, era algo que tenía que trascender más allá y justo, por unas idas y vueltas, leyendo un libro que decía: “nuestro país tiene que tener muchas alas para seguir creciendo, tiene que ser una patria con alas”; y de ahí, de ese escrito sale. Además los dos somos muy creyentes, y como todo lo folklórico tiene que tener nuestra Argentina, y esa Argentina a nosotros, con el folklore, nos llevó a que nos ilumine día a día. Entonces le pusimos el sol al logo, los dos éramos los locos que admirábamos a Juan Pablo II, y nos quedó grabado cuando se le posó la paloma a él, entonces estaba ahí, ese mapa con ese sol y esa paloma que la sacamos de ahí. Por eso quedó «Alas de mi Patria»”.

 -¿Hasta dónde han viajado con la escuela de danzas folklóricas?

 Bogado: “Fuimos al primer festival grande en Chajarí y Chajarí nos llevó a Villaguay y Villaguay nos llevó a Paraná, de Paraná fuimos a Santa Fe, después fuimos a Córdoba, y así fue siendo un abanico que cuando quisimos acordar fue muy grande, si nos preguntan ¿conocemos Salta? Conocemos Salta, ¿y Catamarca?, conocemos Catamarca, y nosotros no lo podemos creer, y todo eso nos llevó el baile. Nosotros decimos no solo leas y escribas y escuches, sino que salí, conocé las provincias que cada una tiene su cultura, cada una tiene su folklore y cuando vos querés acordar te vas a dar cuenta que cada provincia tiene lo suyo, y en ese lo suyo involucra tantas cosas, como tenemos nosotros para mostrarles”.

Oyarbide: “La riqueza y variedad que hay en cada provincia, su propio folklore, más allá que el folklore es uno en sí mismo, pero es tan regional y tan local que hace que sea rico y además de todo eso nunca terminas de conocerlo todo como es”.

 -¿Qué significa para ustedes representar a Entre Ríos en diferentes partes de la Argentina, llevar música de nuestro litoral?

 Oyarbide: “Cuando nosotros terminamos de estudiar y empezamos a hacer esto, teníamos muy pocas herramientas del litoral, entonces, lo que empezamos a hacer fue perfeccionarnos, conocer más, hacerlo, y nos llevó años. Mientras comenzamos con el grupo, trabajábamos mucho en pareja los dos, viajábamos mucho llevando nuestra danza y conociendo, eso hizo que la interiorizáramos mucho, que la sintiéramos; y nunca pensamos que era tan querida fuera de nuestra provincia. Por ahí dicen que es algo propio de un lugar, que tiene un sentimiento que solo puede ser sentido por alguien que está ahí, sin embargo, en el caso de un chámame o una chamarrita, todos se enamoran de esas danzas y les gusta, o te hablan de la alegría, de la poesía que tiene nuestra danza, lo que atrapa a la gente, así que nosotros estamos felices de poder transmitirlo”.

Bogado: “La chamarrita, por ahí no es tan difundida y nosotros tenemos un ejemplo de que en cada ciudad a la que hemos ido, en cada provincia, siempre llevamos trabajo de aquí. Por ejemplo, hace 17 años que vamos a Cosquín”.

 -¿Cómo es la experiencia de participar en Cosquín? ¿Nos pueden contar un poco del festival?

 Bogado: “Es una gran experiencia. Nosotros tomamos como línea llevar primero música nuestra, de Entre Ríos, y segundo, si hay autores de Concordia, que nosotros lo podamos defender allá, es decir, música que esté preparada para un escenario como ese; porque Cosquín te pide no solo lo que uno quiere, sino que Cosquín te pide música que esté muy preparada para ese escenario, entonces, además de acompañar lo que nosotros hacemos, que es estilo ballet, nosotros nos queremos sacar el sombrero de que hay partes de Entre Ríos que están más desarrolladas que otras partes, música que vas a encontrar en otros lugares que a veces nosotros en Concordia no la tenemos, entonces hay que buscar en otros lados, los contactos, tenés que tener gente que te sume. Cosquín es muy especial, igual que Laborda. Yo creo que los dos eventos más grandes que tiene Argentina en tema de competencias y certámenes, en estos momentos, son Cosquín y Laborda”.

Oyarbide: “Ir a Cosquín fue llevar nuestra semillita, llevar el litoral ahí y dejarlo. Porque los primeros años fueron duros, porque nos decían que por qué no hacemos otras cosas, y nosotros insistimos con la chamarrita, insistimos con el litoral, insistimos en llevar nuestros ritmos. Hasta que llegó el momento en que todo el mundo quería la música, querían saber qué era. Hemos visto en los últimos Pre-Cosquines a tucumanos presentando un rasguido doble, y ¿que un tucumano baile un tema del litoral?, no se veía eso. Entonces, nuestra semillita fue por ahí, es dejar al litoral presente y mostrar más allá de la danza nuestro sentimiento con la danza”.

 -¿Cuál es el legado que esperan dejar como folkloristas argentinos y cómo les gustaría ser recordados en este campo?¿Cuál es la importancia de impulsar las danzas y la música nativa de nuestro país?

 Oyarbide: “Nuestro objetivo no se centra tanto en la danza o en lo que queremos enseñar, sino en lo que podemos dejar como sociedad; el folklore es lo que nos identifica y lo que nos hace ser argentinos, no debería ser algo que se aprende solo en un salón o ser algo que uno quiere aprender; el folklore es mucho más amplio que bailar, cantar o recitar, está en lo nuestro, en el día a día de cada uno de nosotros. Nuestro sueño, en lo que estamos trabajando, es que el folklore esté presente en las escuelas y en la sociedad misma, que la danza, la música y nuestro folklore sean parte de la vida diaria de cada persona, que cuando vayamos a nuestro festival y se baile la chamarrita, todos podamos ser parte y saber, tener una idea de la danza típica de nuestra región, queremos perder esa falta de conocimiento que evita que busquemos lo nuestro. El folklore es tan rico, tan amplio, y nuestro objetivo va más allá: queremos que nuestro folklore sea respetado, querido y aceptado”.

-¿Qué consejo le darían a las nuevas generaciones interesadas en el folklore argentino y en su estudio?

 Oyarbide: “A los jóvenes les digo que, aunque sean fanáticos de cierta música o vestimenta, primero deberíamos tomarnos el tiempo de conocer lo nuestro, conocer nuestra vestimenta, que no es ningún disfraz, o conocer nuestra música y parte de nuestro folklore. Decirles, sobre todas las cosas, que se den la oportunidad de conocerlo, porque es a través del folklore que encontramos nuestra identidad, nuestra familia, nuestros amigos, el folklore nos lleva a reunirnos, y a construir todo lo bueno que necesitamos para nuestro país”.

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